Es una práctica adapta para cualquier persona pero necesita de un buen trabajo constante. Es una práctica fantástica para quien sufra algunos tipos de patologías o enfermedades, como por ejemplo, pacientes oncológicos, pero es también muy útil para quien ya conozca el yoga, porque le ayuda a mejorar la cualidad de sus movimientos, equilibrando mejor aún cuerpo y mente.
Todas las posiciones vienen modificadas a sus formas más fáciles de forma que permitan ajustarse a cada alumno para potenciar su efecto, reduciendo cualquier tipo de lesión o tensión innecesaria que pueda generar dolor.
Este tipo de yoga permite trabajar en el cuerpo pero también sobre el cerebro, ya que se mejora la atención y la consciencia plena, se trabaja sobre el respeto de los propios límites, evitando generar cualquier tipo de violencia sobre uno mismo (ni de palabra, ni de pensamiento ni de acción) y mejora y refuerza el conocimiento del proprio yo. Entrenar el cuerpo es también entrenar el cerebro.
La meditación y las prácticas de los mantras se presentan como válidas herramientas para mejorar los niveles de estrés en general, permitiendo que el cuerpo viva una situación de menor inflamación y que cuerpo y mente puedan seguir trabajando con menos barreras, aprovechando mejor las energías disponibles y generando también otras. Para hacer que el cuerpo esté mejor es necesario también entrenar la mente, evitar los estados de divagación mental demasiado recurrentes y mejorar la propia consciencia corporal y mental.
Hay muchos estudios que demuestran que el yoga es muy eficaz en caso de disturbios del sueño, de la alimentación, en caso de depresión, traumas, fibromialgia, también es de gran ayuda para superar un momento de duelo, en enfermedades cardiovasculares y oncológicas, entre otras muchas.
Si te interesa este tema, te invito a leer mis libros: “ El yoga como terapia contra el dolor” , “Guía práctica para mentes y cuerpos que divagan”.