Es una práctica adapta a cualquier persona pero necesita de un trabajo constante, en la cual se entrena la mente para que mantenga la atención en algo en concreto. Su objetivo es aprender las varias técnicas de meditación observando los principios en los que se basa el yoga, evitando el trabajo sobre el ego, trabajando sobre una actitud de amabilidad con uno mismo, para lograr la calma interior y conseguir la unión entre cuerpo, mente y espíritu.
Es una práctica que da mucha importancia a las prácticas de concentración, trabajando en la atención plena en el momento presente, más que en las prácticas del cuerpo, de modo que siempre que se usará el movimiento será para preparar el cuerpo de forma que no resulte una distracción o impedimento para concentrarse en la práctica meditativa.
En el yoga se busca parar las fluctuaciones de la mente. La naturaleza de nuestra mente es, como dicen en tradiciones muy antiguas, como un mono que está constantemente moviéndose de un lado hacia el otro sin mucho sentido.
Los estudios científicos han demostrado que una mente divagante es una mente infeliz porque se pierde con frecuencia en un flujo incontrolado de pensamientos, en muchas ocasiones negativos, que nos generan mucha ansiedad y sufrimiento. Pueden ser recuerdos de situaciones de un pasado próximo o lejano, traumas, miedos o incluso pensamientos que nos hemos generado nosotros mismos que no son ni siquiera reales pero que influyen de forma decisiva nuestra forma de actuar e incluso hasta las decisiones que tomamos. Por este motivo, el yoga mental es una herramienta ideal para trabajar sobre una mente divagante, para intentar generar el hábito de vivir más en el presente y que no sean nuestros pensamientos negativos a tomar las riendas de nuestra vida.