ESTAR SANO POR DENTRO Y POR FUERA DEPENDE TAMBIÉN DE TI.

Lara Bañuelos

¿TE MOTIVAS CADA DÍA?

Haz cosas nuevas. Darse cuenta de que podemos hacer más de lo que solíamos hacer, nos abre un mundo infinito de posibilidades. Estimular el cerebro con pequeños retos, realizando actividades fuera de nuestra zona de confort es algo increíblemente estupendo para la salud. Nos sube la autoestima y genera un alto índice de satisfacción con uno mismo e incluso con los demás porque nos permite relacionarnos con lo que nos rodea de una forma más equilibrada, positiva y amable. Si además realizas acciones altruistas, mejoras la parte cognitiva y consigues aumentar los niveles de dopamina del cerebro.

Actividades como, por ejemplo, estar a contacto con la naturaleza, en el mar o en la montaña, las actividades de jardinería o estar en contacto con los animales nos ayudan a recordar que somos parte de un mundo tan inmenso y perfecto que nos hacen olvidar esos castillos mentales que solemos hacernos oír cosas inútiles y sin importancia. Los seres humanos, gozamos de la vida de forma distinta al resto de los seres vivos, ya que disponemos de un cerebro y un cuerpo preparados para sentir y percibir emociones y disponemos de una consciencia, de la cual podemos sacarla el máximo partido. También, una mirada atenta a lo que nos rodea nos puede ayudar a recordarnos esto y a permitirnos que volvamos a centrarnos y a ser más conscientes de nuestro aquí y ahora.

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¿Cuántas veces perdemos el tiempo en cosas innecesarias, las cuales ni siquiera no nos dan ningún tipo de satisfacción? Si nos paramos a reflexionar un momento en cómo vivimos nuestro día a día y observamos cómo nos sentimos y lo que expresa nuestro cuerpo y nuestra mente, muy probablemente seamos más conscientes de ciertas situaciones que podríamos evitar y que nos podrían generar mayor bienestar. La consciencia en el presente es fundamental para evitar perderse en una constante divagación mental que nos impide saborear la vida de otra forma. Además  ayuda a ver la vida como es y no según las emociones que uno lleva dentro, las cuales, muchas veces, influyen negativamente en nuestras decisiones de vida y en cómo vemos la realidad.

Si identificamos que las emociones que estamos experimentando son negativas o que pueden influenciarnos de forma negativa ( miedo, rabia, tristeza, etc) podemos limitar muchas malas decisiones y reacciones que realizamos en nuestro día a día porque no dejaremos de forma sistemática que sean nuestras emociones más negativas las que tomen el poder absoluto de nosotros mismos; todo esto, al mismo tiempo, nos puede ayudar a hacer un mejor uso de nuestro tiempo. ¿Cuántas veces nos quejamos de no tener mucho tiempo a disposición? ¿Y si  además fuera porque tenemos poco tiempo libre pero también porque lo gestionamos mal? Perder el tiempo es hacer de un momento que podía ser valioso, irrecuperable.